Si usted conoce a alguna persona que le pide constantemente que repita lo que dice, que no le preste atención cuando usted le habla o que no conoce o no entiende el tema de conversación, es muy posible que la persona que tiene en frente tenga una pérdida auditiva (hipoacusia o sordera) y no se de cuenta de su problema.
La pérdida de audición (Hipoacusia, Sordera) puede afectar la calidad de vida y causar cambios en el ánimo y comportamiento. Al presentar una dificultad para escuchar, se necesita mayor esfuerzo y energía para oír, comprender y comunicarse. La persona puede sentirse tensa y cansada si el problema se deja sin tratar. Además, se puede sentir avergonzado y puede verse afectada su autoestima.
En un gran porcentaje de las veces, las personas con hipoacusia no quieren asumir su condición y culpan a otros de “murmurar” y no hablar claro. Otras, intentan dominar la conversación siendo el centro de esta, al actuar de esta manera, no tienen la necesidad de escuchar lo que dice el resto. La gran mayoría opta por dejar de participar en actividades sociales difíciles (reunión familiar) para evitar el esfuerzo y la fatiga al intentar escuchar a los demás.
¿Cómo ayudar a una persona con hipoacusia?
El primer paso es orientarlos y aconsejarlos en realizarse una evaluación auditiva que indique cuál es el grado de hipoacusia que posee (o sordera). El fonoaudiólogo es el profesional más competente por su capacitación y experiencia para evaluar y diagnosticar el tipo y grado de hipoacusia que no es ocasionada por alteraciones médicas.
Los fonoaudiólogos especialistas en audición orientan a las personas con hipoacusia o sordera, así como a sus familiares, organizando un plan de cuidados que, con frecuencia incluye el uso de audífonos de sordera u otro tipo de prótesis auditiva. Es muy importante dejar en claro que un audífono por si solo puede que no sea suficiente para mejorar el problema que causa una pérdida auditiva.
El tratamiento exitoso de la pérdida auditiva es un proceso que va a perdurar en el tiempo y que conlleva evaluaciones periódicas, educación, capacitación, apoyo y sustento continuo para el usuario y su familia. Por lo tanto, la adquisición de un audífono de sordera debe ser guiado por un profesional que lo apoye y entregue todas las herramientas necesarias para alcanzar el mayor porcentaje de confort.
Autora Daniela Juárez