Es bastante mencionado (y real) que las personas con discapacidad están continuamente expuestos a discriminación y a la exclusión por parte de la sociedad, principalmente en los ámbitos de educación, laboral, entre otros.
Otra veces uno visualiza que existen barreras y obstáculos que impiden su participación y, por ende, no pueden mostrar los conocimientos y habilidades que poseen. Sin duda, faltan políticas públicas que aborden la inclusión de forma integral, y de paso, que éstas no sean sólo de tipo asistencial.
Si bien estas situaciones pueden ser ciertas (y existir muchas más), es justo y necesario destacar lo positivo de este contexto, tal como las ocasiones de inclusión que han surgido en la actualidad, ya que hay que destacar que innumerables empresas desean integrar a personas con discapacidad a su equipo de trabajo. Por lo tanto, las oportunidades sí están, existen y las podemos concretar.
Se sabe que la inclusión laboral no es un proceso fácil. Ésta requiere por parte del empleador y empleado ganas, dedicación y el cumplimiento de ciertos pasos para que pueda ser exitosa. Por esto, cuando hay algún tipo de discapacidad y se presenta la posibilidad de entrar al mundo laboral, se debe aprovechar y también comprender que hay componentes a valorar:
Compromiso: Cuando buscamos trabajo, primeramente, debemos asumir un acuerdo con nosotros mismos, que es cumplir con lo intencionado de principio a fin, para conseguir el objetivo final.
Capacitación o formación en oficios: Puede que antes de entrar al mundo laboral, se sienta mucho nerviosismo o inseguridad, sobre todo si se trata de un primer trabajo. Una buena e ideal opción sería capacitarse en algún oficio previamente, no solo con el objetivo de aprender sobre la materia en sí, sino además instruirse sobre habilidades blandas y aspectos básicos que permitirán un desarrollo óptimo al momento de trabajar en equipo.
Responsabilidad: Se considera una característica positiva de las personas que son capaces de comprometerse y actuar de manera correcta ante el cumplimiento de obligaciones tomadas de forma voluntaria, en el escenario laboral.
Al presentarse una oportunidad de capacitación o de trabajo, se deben comprender estos tres aspectos fundamentales antes de aceptar el desafío. Ya sabemos que las oportunidades escasean, por ende, si tienen la oportunidad, deben tomarla responsablemente y cuestionarse antes:
¿Quiero capacitarme? ¿Si o No?
Sí, quiero, pero ¿Tengo tiempo suficiente para dedicarle a una capacitación?
Sí, tengo tiempo, pero ¿existe otro factor que quizás afecte mi permanencia en el curso o trabajo? Ejemplos: Cuidado de hijos o parientes, otro trabajo o actividad que ocupe gran parte de mi tiempo, nivelación de estudios, controles médicos, etc.
¡Si ningún factor influye en tu permanencia en la actividad de capacitación, entonces comprométete con tu futuro!
Es importante señalar que en el mundo laboral no todas las personas están lo suficientemente sensibilizadas con la inclusión, pudiendo generarse ciertos estereotipos, prejuicios y mitos. Sin embargo no hay que preocuparse ya que hay organizaciones como el IRV que aportan en el desarrollo de una inclusión laboral integral, abordando todos los aspectos antes mencionados, sumado además a un trabajo de acompañamiento y seguimiento al trabajador colocado, el que incluye sensibilización a funcionarios de empresas que están dando el paso hacía la inclusión.
En resumen, quiero destacar que lo primordial es ser consciente de la importancia que cobra embarcarse a este proceso, por lo que, si desertas, detrás de ti hay una larga lista de interesados esperando por su oportunidad. Al asumir el compromiso, colaboras en la disminución de brechas, dando pie para alcanzar mayor bienestar, ya que, al estar inserto en el mercado laboral, también lo estas en la sociedad.
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