Históricamente en nuestro contexto nacional las personas con discapacidad han recibido un trato desigual y de exclusión. Diversos debates públicos, estudios sociales y la misma práctica cotidiana han demostrado que las personas que presentan alguna discapacidad son las responsables de buscar por su propia cuenta las opciones para acceder al mundo laboral.
La Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad entiende la discapacidad como:
“Un concepto que evoluciona y que resulta de la interacción entre las personas con deficiencia y las barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás". (Convención sobre los derechos de las Personas con Discapacidad, 2006).
Ahora bien, en lo que refiere a la inclusión laboral, Jordán de Urríes (2001) plantea que es un proceso en el cual se debe tener un objetivo final: el empleo integrado en empresas. Esto se traduce en trabajos con las mismas condiciones, igualdad de tareas, sueldos y horarios que el de cualquier colaborador.
La integración sociolaboral se logra cuando la persona con discapacidad (PcD) participa en la vida de la comunidad, a través del desarrollo de una actividad productiva, que tenga el deseo, la capacidad y la oportunidad de desempeñar.
Debido a lo anterior es que hoy vamos a conversar sobre el rol que cumple el psicólogo a la hora de incluir laboralmente a las PcD. Para esto es necesario percibir y comprender cuál es la realidad que vive esta comunidad a la hora de incluirse en el mercado laboral, acción que permite al psicólogo trabajar sobre los distintos escenarios que dicha inclusión implica.
En esta línea, el rol del psicólogo es fundamental en instancias de inclusión laboral, ya que este profesional tiene la capacidad de aportar desde un lugar de acompañamiento, apoyo y capacitación.
Además de trabajar con la PcD también deberá hacerlo con la empresa; manteniendo una lógica de trabajo integrado.
El psicólogo deberá poseer conocimientos relacionados con la discapacidad, así como de la persona en específico. Cada caso será único y dependiendo de la persona, evaluará con quién y cómo trabajará al momento de realizar la intervención. Esto puede implicar la articulación y coordinación con distintos profesionales e individuos que forman parte de la vida cotidiana del usuario.
Actualmente, dar el primer paso para contratar a personas con discapacidad es uno de los grandes desafíos para las empresas. En primera instancia, lo primordial para lograrlo es evitar colocar barreras y poseer una real motivación por transformar la empresa en una organización inclusiva.
Por otra parte, el rol del psicólogo sería de intermediador con la empresa para que la misma pueda incluir a PcD al mundo del trabajo. Deberá disponer de capacidad para apoyar en diferentes áreas, de apoyar al trabajador, compañeros y supervisores.
Luego de ir trabajando en conjunto con la empresa, se debe efectuar un proceso de comunicación interna, (hacia los empleados) y externa (hacia la comunidad). A la comunidad porque existen concepciones y prejuicios sobre el derecho a trabajar y el desempeño que tienen en su trabajo las personas con discapacidad. En tanto a los empleados, se hace necesario para que puedan ser involucrados en el proceso de integración. Prepararlos para que ellos sean los gestores de un clima propicio, facilitando así la integración de la PcD a la empresa.
De esta manera, si no se realizan instancias de capacitación y sensibilización del equipo, los nuevos trabajadores podrían exponerse a sufrir situaciones de discriminación o aislamiento, a la vez que crea un clima laboral desfavorable el cual puede generar una baja productividad.
En concordancia con lo anterior es propicio realizar jornadas de sensibilización para que los futuros compañeros de trabajo desarrollen empatía y así visualicen aspectos o actividades del diario vivir que para la PcD pueden representar dificultades y puedan influir eventualmente en el desarrollo de su ocupación. Serán las experiencias las que demostrarán que hacer partícipe a la comunidad laboral es una práctica positiva tanto para la empresa como para los trabajadores.
Otro componente fundamental es la capacitación, lo que significa preparar a una persona para un cargo, tarea o labor específica, de manera que pueda desenvolverse correctamente en las funciones para las que fue seleccionado. En este punto es necesario relevar rol que desempeñan los supervisores directos y los compañeros de trabajo, pues se configuran como una potente plataforma de aprendizaje para la PcD que está siendo incluida laboralmente.
Cabe destacar que el psicólogo debe orientar e intervenir según el perfil de la PcD y el puesto de trabajo al que se pretende incluir. Se entiende que la capacitación es una herramienta esencial para el desarrollo laboral de las personas. No solo genera una disposición favorable para la ejecución de tareas del día a día, sino que también permite descubrir habilidades, promueve cambios de actitud positivos, aumenta la motivación, el compromiso en el trabajo, potencia la autoestima y crea un clima de mayor satisfacción entre quienes forman parte del equipo.
Por último, pero no menos importante, se encuentra el seguimiento del desempeño laboral. El período que necesita mayor atención es el que transcurre desde la incorporación de la persona con discapacidad hasta la evaluación que se realice sobre su desempeño laboral. El seguimiento del nuevo trabajador varía según cada caso. Es importante tener una vía de comunicación y apoyo entre el trabajador y la empresa, ya que ayuda al logro de los objetivos propuestos por la organización.
En resumen, la finalidad del trabajo profesional del psicólogo en el área de Inclusión Laboral en personas con discapacidad consiste en potenciar su independencia personal, autonomía y autodeterminación, así como contribuir a la mejora de su calidad de vida, teniendo presente los desafíos y repercusiones que puede tener en la persona el incluirse en el mercado laboral.