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Tomás Alcaíno

"Estoy agradecida y mejoró mi calidad de vida": Doña Ángela luego de ser atendida en Audífonos IRV

"Te puedo decir que el día que me hicieron la prueba del audífono yo me emocioné. Podrá sonar a lo mejor muy cursi pero me emocioné al poder ver que una cosa que uno ve de lejos sea un apoyo tan grande. Le decía a los chicos allá en Valparaíso: ´Esto es como cuando uno arregla el balance de los parlantes en un equipo de música´. De repente un parlante está sonando para un lado y le pones el balance al medio y te resulta. Eso me pasó".


Esta es la descripción que hace Ángela Becerra Muñoz (58) luego de haber sido atendida en el centro auditivo de IRV Valparaíso. Vecina de Playa Ancha en la ciudad puerto y además, técnica en vestuario, ha dado una dura batalla contra la pérdida de audición que al fin hoy, ha dado buenos resultados.


Su situación de salud no ha sido fácil: 2 años atrás tuvo una operación al tímpano izquierdo debido a una perforación. Y como si esto fuera poco, ella comenzó a experimentar tinnitus un tiempo antes de este evento.


Doña Ángela nos cuenta que "al hacer las audiometrías se dieron cuenta de que había reducido el tema de la audición en ese oído -el izquierdo-. En el derecho tengo, pero me dijeron que era por los años, así que, normal. Desgaste de material como dicen por ahí", dice mientras se ríe.


OPERACIÓN AL TÍMPANO, HIPOACUSIA Y TINNITUS

Pero, profundicemos más en cómo partió su pérdida auditiva o hipoacusia. "Lo que pasa es que a mí me empezó el problema porque me estaba supurando el oído y al hacerme ver en medicina general, el médico me dijo que tenía una perforación en el tímpano y lo tomó así como muy a la ligera. Entonces para mí fue preocupante porque fue como si me hubieran dicho: ´Se le rompió una uña, pero no se preocupe porque le va a volver a crecer´, relata doña Ángela.


Tras esto, le explicaron que un golpe fuerte o tal vez una otitis mal cuidada podía haber ocasionado la rotura en su tímpano, a lo que inmediatamente asoció un accidente de tránsito: "Yo tuve una caída de un vehículo a los 5 años desde el auto de mi papá en movimiento. Y recibí un golpe en la cabeza, justo en mi lado izquierdo".


"Desde ahí todavía tengo una cicatriz -expresa doña Ángela- y me quedó un recuerdito en mi muñeca que no sabía hasta hace un par de años atrás, cuando me hicieron una radiografía para ver mi túnel carpiano y ahí descubrieron que tenía una fractura antigua y es debido a ese golpe de aquella época".


"Como uno ha nacido con sus 5 sentidos -continúa doña Ángela-, dándole gracias a Dios por eso, si uno los va perdiendo de a poco, uno aprende a valorar esas cosas que a veces son como normales, pero uno se da cuenta que hay otras personas que toda la vida han tenido esa discapacidad".

De todas formas, nunca se llegó a un informe concluyente que señalara con claridad el origen de su hipoacusia: pudo haber sido la caída del vehículo o bien una otitis mal tratada, pues como le comentaba el médico: cuando se tratan a los niños en este ámbito los papás normalmente no vuelven a llevar a los niños a que los revisen y ahí puede venir una disminución progresiva y lenta, pero que a la larga es significativa, de la pérdida de audición".


Sea cual sea el caso, ella supuró sin dolor y si no hubiera sido por eso el problema habría persistido, tornándose más grave, porque el motivo de la operación era cerrar la perforación y no mejorar la audición, aspecto que ciertamente no tiene mejora. "Lo que sí uno puede tener es un poco de mejor calidad de vida en el sentido de, por ejemplo en mi caso, tener el audífono", menciona doña Ángela.


VIVIENDO CON PÉRDIDA AUDITIVA

Aunque generalmente la hipoacusia suele traer conflictos en la comunicación al interior del hogar, el caso de doña Ángela es distinto. "Lo que pasa es que mi esposo viene de una familia de sordomudos. Su mamá es secuela de una meningitis que la dejó con sordera, que obviamente afecta el habla, y mi suegro fue también secuela de una poliomielitis", pone de manifiesto Ángela.

Esto le facilitó la vida a Ángela porque, por ejemplo, su esposo sabe lengua de señas y fue él quien también insistió en que se fuera a atender su hipoacusia y se realizara la mencionada operación. "Entonces él se crio en un ambiente así, habla fuerte, parece italiano -dice ella risueña-. En el fondo mi operación fue para prevenir algo más grave, porque el médico lo que me explicaba es que si a mí me venía nueva infección al oído, esa infección podría haber subido al cerebro y ahí era de más gravedad. Por eso el motivo de cerrar la perforación que existía".


La hipoacusia atraviesa todos los aspectos de vida que tiene una persona. Trabajar es uno de ellos y para Ángela creó dificultades, sobre todo, porque como base en su trabajo como confeccionadora textil hay mucho ruido: "entonces tratar de escuchar a una compañera lo que está hablando era difícil".


"Poder escuchar mejor y saber que ese ruido constante, tinnitus, se va, porque cuando me saco el audífono el ruido vuelve a estar. Este aparatito ayuda a sacar bastante ese ruido que es muy incómodo todos los días, todo el día. Y saber que estoy escuchando, porque ahora escucho mi voz y eso es súper importante".

En reuniones sociales la situación no era muy diferente: "Me tocó también asistir al matrimonio de mi sobrina y ahí también uno se da cuenta de que queda un poco aislada de ciertas conversaciones, porque uno sabe que están hablando. El simple hecho de estar viendo televisión y estar poniéndose una mano atrás de la oreja buena para poder escuchar mejor, porque el otro oído simplemente no es tan buena la audición" ya marcan el panorama de la pérdida auditiva.


Pero no todo es una cuestión de comunicación, pues como hemos visto en otras entrevistas, el no poder escuchar correctamente afecta incluso en una actividad tan simple como cruzar la calle, ¿por qué? porque no se perciben los autos.


Le preguntamos esto a doña Ángela y señaló: "Claro, a ver, uno de repente va más alerta a los ruidos exteriores en la calle, como los vehículos. Al cruzar las calles uno lo hace con más cuidado, porque uno de repente puede escuchar en un lado el vehículo cuando en realidad está mucho más cerca. En general cuando te funciona bien solo un oído tu captación del sonido es diferente, te llega distinto".


"EL DÍA QUE ME HICIERON LA PRUEBA DE AUDÍFONO YO ME EMOCIONÉ"

Más allá de los aspectos laborales, sociales y caseros, la hipoacusia puede comenzar por aislar a la persona debido a los problemas de comunicación que genera. Doña Ángela afrontó este tema con muchísima humildad y empatía: "Me dio lata, pero me conformé pensando que hay otra gente que nace con este problema y a veces ellos no saben del ruido que hay".


"Como uno ha nacido con sus 5 sentidos -continúa doña Ángela-, dándole gracias a Dios por eso, si uno los va perdiendo de a poco, uno aprende a valorar esas cosas que a veces son como normales, pero uno se da cuenta que hay otras personas que toda la vida han tenido esa discapacidad".


A raíz de esto mismo, doña Ángela aprovecha de comentar que la mayoría de los jóvenes utilizan audífonos para escuchar música y que a veces lo hacen a un volumen tan elevado, lo que podría provocar un daño auditivo: "Supongo que dirán: ´ah, esta vieja que se mete´, pero pucha, uno igual fue joven. Lo que le está pasando a uno, no le gustaría que le pasara a otra persona".


"Estoy súper agradecida de verdad. (...) Y bueno aquí estoy, feliz de mejorar la calidad de vida, súper agradecida. Aparte de todo, son súper atentos y amables para atender, los chicos que me han atendido ahí, la semana pasada me atendió Bastián, el fonoaudiólogo, y estoy súper agradecida, de verdad".

Pero hoy ha cambiado mucho su panorama auditivo. De estar en una posición complicada, gracias al audífono para sordera y la atención del IRV, hoy doña Ángela se encuentra al otro extremo de la línea.


"Te puedo decir que el día que me hicieron la prueba del audífono, yo me emocioné. Podrá sonar a lo mejor muy cursi pero me emocioné al poder ver que una cosa que uno ve de lejos sea un apoyo tan grande. Le decía a los chicos allá en Valparaíso: ´Esto es como cuando uno arregla el balance de los parlantes en un equipo de música´. De repente un parlante está sonando para un lado y le pones el balance al medio y te resulta. Eso me pasó", recuerda feliz doña Ángela.


A lo que añade: "He visto videos en internet de las guagüitas que les colocan sus aparatos auditivos y la emoción que sienten de escuchar la voz de la mamá o las voces de las otras personas, esa es la misma emoción que yo tuve. La emoción de que mi calidad de vida iba a mejorar bastante más".



UNO VALORA LO QUE TIENE DE VIDA

Hace alrededor de 3 meses que doña Ángela comenzó a usar los audífonos para sordera del centro auditivo IRV Valparaíso. Ella nos cuenta que tras finalizar el proceso de su operación, desde el recinto de salud público donde se atendió le señalaron que debía agendar una hora para tratar su hipoacusia, siendo la fecha más cercana a contar del año 2023.


"Eso pasa cuando uno se atiende en hospital, porque de verdad yo no habría tenido como costear la operación del tímpano -apunta Ángela-, porque eso sale como 2 millones de pesos y FONASA no es mucho lo que te cubre en realidad. El chico que me atendió se rio y me dijo que FONASA prácticamente no me cubría nada".


Ante esta situación, el esposo de Ángela le recomendó que fuera al IRV, "pide una hora y ellos te van a evaluar y si tienes que usar audífonos vas a ver cómo lo haces y al ver eso de la respuesta que me dieron…fui y pedí una hora de atención y aquí estoy", recuerda ella.


Hoy doña Ángela tiene múltiples beneficios por usar el audífono para sordera, los que pasa a detallar a continuación: "Poder escuchar mejor y saber que ese ruido constante, tinnitus, se va, porque cuando me saco el audífono el ruido vuelve a estar. Este aparatito ayuda a sacar bastante ese ruido que es muy incómodo todos los días, todo el día. Y saber que estoy escuchando, porque ahora escucho mi voz y eso es súper importante".


"Porque en el fondo a nadie más le importa -continúa doña Ángela-, pero a mí sí, a mí me está mejorando lo que me queda de vida porque uno no sabe cuánto le queda por vivir. Uno valora lo que tiene de vida. Y no es nada de incómodo, porque uno cree que va a tener esta cuestión y no. Yo uso lentes ópticos y ni siquiera molesta para sacarme el lente, entonces fantástico".



FELIZ DE MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA, SÚPER AGRADECIDA

En este punto es necesario recordar que el chequeo auditivo en los centros auditivos de IRV ubicados en Valparaíso y Providencia no tienen costo alguno. Sin mencionar que la atención del personal es absolutamente profesional. De esto pueden dar fe las decenas de testimonios de usuarios que se han atendido con nosotros. En este sentido, doña Ángela comenta que le recomendó el servicio a su cuñada en Santiago y a un ex jefe de su esposo que tiene CAPREDENA.


"Y más adelante si alguien me viniera a preguntar o sale el tema yo obviamente lo voy a recomendar porque si hay otra persona que está pasando por un problema similar, obviamente uno quiere que esa persona se sienta bien como yo me estoy sintiendo en este minuto", desplaza doña Ángela.


Con todo, doña Ángela no quiere despedirse sin antes entregar un mensaje a todas las personas que están leyendo esto: "Estoy súper agradecida de verdad. (...) Y bueno aquí estoy, feliz de mejorar la calidad de vida, súper agradecida. Aparte de todo, son súper atentos y amables para atender, los chicos que me han atendido ahí, la semana pasada me atendió Bastián, el fonoaudiólogo, y estoy súper agradecida, de verdad".

"Me toca el último control en agosto y ahí ya voy a tener el control anual. El audífono fue hecho a mi medida. Si alguien tiene un problema así, obviamente lo voy a recomendar. Ustedes tienen el interés de que las personas queden conforme y de cómo va solucionando su vida y eso también es valorable, porque de repente a uno la atienden en un lugar y prevalece la parte impersonal, en cambio ustedes hacen un seguimiento y eso es súper importante también. Estamos en un mundo totalmente frío e impersonal, pero no, estamos compartiendo con más gente y hay que hacer lo mejor posible", termina por declarar doña Ángela.

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