El 2 de abril de cada año se conmemora el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, fecha instaurada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el año 2007, comenzando a regir el 2008. El propósito de este día va orientado en aumentar la conciencia pública del trastorno del espectro autista, además de visibilizar la necesidad de ayudar a mejorar su calidad de vida, lo que conlleva también el favorecer su inclusión en la sociedad en todos los ámbitos.
Para referirnos a este tema, en primer lugar se debe hacer énfasis que trastorno no es sinónimo de enfermedad, por ende se trata de un comportamiento o grupo de síntomas identificables clínicamente, los cuales producen interferencia con algunas actividades que se espera realice la persona; por otra parte, el término espectro se refiere a que existe una variedad de manifestaciones y profundidad de las mismas; lo que lleva a relevar que ninguna persona con TEA es igual a otra, ni tiene exactamente las mismas necesidades, pese a tener el mismo diagnóstico.
En esta línea, es evidente que el Trastorno del Espectro Autista es más conocido hoy en día que hace 20 años atrás; esto tiene que ver con el hecho de que actualmente existe mayor facilidad para acceder a la información, hay una mayor cantidad de profesionales especializados en el tema, lo que conlleva que exista una mayor cantidad de diagnósticos a nivel mundial y nacional.
La Organización Mundial de la Salud calcula que 1 de cada 160 niños en el mundo tiene TEA, esto corresponde aproximadamente al 0,6% de la población, sin embargo este es un cálculo estimado, ya que existen muchos países que n
o llevan un registro estadístico de personas pertenecientes al espectro. Lamentablemente en Chile no han existido estudios a gran escala que nos permitan tener un registro actualizado de cuantas personas han sido diagnosticados con TEA, sin embargo se realizan estimaciones a partir de lo establecido por la OMS que sugieren que podría tratarse de una cifra cercana a los 19.000 niños y adolescentes, sin embargo este número tampoco consideraría a los adultos que viven con este diagnóstico.
Una de las áreas que se torna de vital importancia en
la adultez de todas las personas es el empleo, ya que mediante este una persona cumple un rol productivo en la sociedad, puede solventar sus necesidades básicas, y además es clave para la vida social. Las personas con TEA, al igual que cualquier otra, necesitan desenvolverse en este ámbito, es por ello que los programas de inclusión laboral poseen un rol protagónico e imprescindible para mejorar su calidad de vida.
La inclusión laboral irá enfocada en acompañar en el proceso de obtención de empleo de principio a fin, comenzando por conocer a cabalidad los intereses y capacidades vocacionales de cada persona, encontrar una oferta laboral que se adapte ellos, asistir en la postulación al empleo y establecer un proceso de seguimiento para que la colocación en el puesto de trabajo sea exitosa.
Con todo, en la vida adulta es fundamental la obtención de un empleo para el desarrollo de cada persona, y debiese existir una igualdad de oportunidades para todos, tanto como para aquellos que poseen algún tipo de diagnóstico, como para los que no, ya que todas las personas merecen acceder a un empleo, mantenerse en él y ascender, ya que esto permite favorecer su independencia y autonomía, y el ejercicio libre de sus derechos y libertades. Es por esto que se debe considerar que las personas con TEA, al igual que aquellas que no tienen este trastorno, poseen tanto dificultades en algunas áreas como habilidades y potencialidades, lo esencial es siempre concentrarse en esto último, así como también es deber de todos nosotros colaborar en esto todos los días y no solo hoy, para así favorecer su inclusión en la sociedad.
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