Antes de entrar en tierra derecha respecto a las variantes y su relación con las personas con discapacidad como población en riesgo, es necesario que primero volvamos a revisar los conceptos más elementales del COVID, esto con la finalidad de aclarar y recordar qué es el COVID-19 y algunas de sus características.
Según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el “COVID-19 es una enfermedad causada por el nuevo coronavirus conocido como SARS-CoV-2. Se tuvo noticia por primera vez de la existencia de este nuevo virus el 31 de diciembre de 2019, al ser informada de un grupo de casos de neumonía vírica que se habían declarado en la ciudad de Wuhan (China)”.
Al mismo tiempo, el Ministerio de Salud de Chile (Minsal) “El COVID-19 contagia de persona a persona, cuando se tiene contacto cercano con un contagiado. Por ejemplo, al vivir bajo el mismo techo, compartir la misma sala en un hospital, viajar por varias horas en un mismo medio de transporte o cuidar a una persona contagiada sin la debida medida de protección”.
Los medios de contagio más descritos son los siguientes:
Al inhalar estando cerca de una persona infectada que exhala pequeñas gotitas y partículas respiratorias que contienen el virus.
Al hacer que estas pequeñas gotitas y partículas respiratorias que contienen el virus se depositen sobre los ojos, nariz o boca, especialmente a través de salpicaduras y aspersiones como las generadas al toser o estornudar.
Al tocarse los ojos, la nariz o la boca con las manos contaminadas con el virus.
Cabe mencionar que aún es sujeto de estudio si los contagiados que no manifiestan síntomas tienen la capacidad de contagiar.
El COVID-19 tiene un periodo de incubación desde el contagio de 5-6 días, la persona puede contagiar desde los 2 días antes de presentar síntomas hasta el día 7 de enfermedad. El tiempo total desde la manifestación de síntomas hasta la recuperación del individuo es de 14 días.
En relación a las medidas de cuidado que existen para prevenir el contagio existen las siguientes:
- Uso de mascarilla, en especial en espacios públicos cerrados.
- Lavado de manos frecuentemente por mas de 20 segundos, con jabón o alcohol gel.
- Mantener distancia social superior a 1 metro.
- Ventilar espacios cerrados.
Las estadísticas de la OMS indican que la pandemia del COVID-19 desde fines de diciembre de 2019 hasta la actualidad a nivel mundial ha afectado a mas de 345 millones de personas, provocando la muerte de 5,6 millones de personas y dejando con secuelas a más de 75% de los que sobreviven a la infección. En Chile ha afectado a mas de 1,93 millones de personas, provocando la muerte a casi 40 mil personas.
A lo largo de estos más de 2 años de pandemia el COVID-19 ha cambiado o evolucionado, dando lugar a nuevas variantes que han llegado en algunos casos con nuevos síntomas, velocidad de propagación, resistencia a tratamientos y mayor letalidad, lo que sin lugar a dudas a complejizado el manejo de la crisis sanitaria.
VARIANTES DEL COVID
Respecto a las variantes propiamente tal, debemos entender que todos los virus cambian con el paso del tiempo y el SARS-CoV-2 no es la excepción a esa regla, estos se deben a varios factores como la constante replicación, la interacción con diversos ambientes y adaptabilidad ante las inmunizaciones. La mayoría de los cambios tienen escaso o nulo efecto sobre las propiedades del virus, sin embargo hay algunos que pueden generar variaciones significativas.
Las PcD resultan más afectadas que el resto de la población debido a las barreras actitudinales, institucionales y arquitectónicas, que se reproducen en la respuesta al COVID-19.
Dentro de las variantes descritas tenemos las siguientes:
- Variante Alpha (Origen: Reino Unido)
- Variante Beta (Origen: Sudáfrica)
- Variante Gamma (Origen: Brasil)
- Variante Delta (Origen: India)
- Variante Omicron (Origen: Múltiples locaciones geográficas)
Todas estas son las variantes reconocidas por la OMS. A modo de aclaración, antiguamente las variantes eran denominadas de acuerdo al país de origen, sin embargo para no generar estigmatización se decidió clasificarlas de acuerdo al alfabeto griego.
Ahora bien, en relación a la población más vulnerable o de alto riesgo ante el COVID-19, desde la generalidad se describe como población vulnerable:
- Mayores de 70 años.
- Embarazadas
- Aquellos que cumplan con la condición de edad más padecer alguna condición relevante como:
· Asma Bronquial, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), Enfisema o Fibrosis Pulmonar.
· Enfermedades Cardiacas.
· Enfermedades Renales.
· Enfermedades Hepáticas.
· Enfermedades Neurológicas Progresivas.
· Enfermedades Autoinmunes.
· Enfermedades con compromiso del sistema inmunitario.
· Sobrepeso u Obesidad.
La población más vulnerable tiene mayores posibilidades de generar el cuadro más severo de la enfermedad y por ende mayores probabilidades de fallecer. Por esto, esta población debe extremar profundamente las medidas de cuidado.
PERSONAS CON DISCAPACIDAD Y COVID
En relación a las personas con discapacidad (PcD) sabemos que en Chile casi un 20% de la población se encuentra en condición de discapacidad. Las PcD resultan más afectadas que el resto de la población debido a las barreras actitudinales, institucionales y arquitectónicas, que se reproducen en la respuesta al COVID-19. Además, muchas tienen afecciones de salud preexistentes que las hacen más susceptibles de contraer el virus y de tener síntomas más graves al infectarse, lo que conduce a tasas elevadas de mortalidad.
En la misma línea los organismos internacionales llaman a los países a considerar la variable discapacidad dentro de sus planes de acción contra la COVID-19, existen diversas consideraciones, por ejemplo facilitar la comunicación de las personas con discapacidad auditiva ante el uso de mascarilla, considerar accesos universales en edificios públicos y privados durante los procesos de cuarentena, georreferenciar a las personas con discapacidad que requieran medicamentos y garantizar el acceso a ellos, contemplar a las personas con enfermedades de salud mental de las diversas comunidades y facilitar su atención e intervención.
La irrupción del COVID-19 ha sido un golpe duro para toda la humanidad y cuando esta pandemia termine, tendremos que trabajar mucho como sociedad en el proceso de normalización. Debemos tomar esta catástrofe como un punto de inflexión para avanzar hacia la equidad y la inclusión.
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