La inclusión laboral de las personas con discapacidad (PcD) está históricamente condicionada por factores que incluyen aspectos del entorno (la accesibilidad al transporte, la disponibilidad de ajustes razonables en los lugares de trabajo y la persistencia de estereotipos negativos, entre otros), la escasa calificación técnica y profesional de las personas y las bajas expectativas de sus familias.
En consecuencia, las PcD se encuentran en una situación estructural de desventaja y enfrentan barreras que en el contexto de la pandemia complejizan más aun sus posibilidades de tener empleo, desarrollar emprendimientos o avanzar en su actividad profesional o productiva (CEPAL, 2020)
En Chile la última encuesta realizada en torno a la discapacidad indica que aproximadamente $2.606.914 personas mayores de 18 años se encuentran en situación de discapacidad, esto representa al 20% de la población total. De este 20%, el 42,8% se encuentra activo en el mercado laboral (ENDISC II 2015)
A nivel Latinoamericano, se realizó una encuesta por parte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el año 2020 donde del 100% de las personas encuestadas, el 88,2% indica que las personas con discapacidad están viviendo una situación peor que antes de la pandemia (Cepal 2020). Esto sin duda es un factor preocupante ya que, si bien a nivel latinoamericano se estaba avanzando en favor de la inclusión laboral, esto se vio gravemente afectado producto de la pandemia.
Es que el tiempo de pandemia les ha permitido a muchos tener momentos de mayor reflexión y decidir qué quiere para su vida, mientras reciben un apoyo económico que les permita mantenerse por un tiempo. Y esto también sucede con las personas con discapacidad, quienes han podido revisar con mayor tranquilidad sus expectativas laborales para futuro.
¿Qué tan acentuadas están las condiciones estructurales que obstaculizan la inclusión laboral de las PcD producto de la pandemia?
Sin duda, parte importante de las limitantes para que una persona con discapacidad pueda acceder a un trabajo guarda relación con las condiciones estructurales para acceder al mismo, esto no se puede transformar en una excusa para no contratar a una persona con discapacidad.
En este sentido, se ha enfatizado la importancia de que los empleadores cuenten con diferentes ajustes laborales con el fin de que los colaboradores con discapacidad frente a la pandemia puedan permanecer trabajando dentro de una organización como también acceder a un trabajo nuevo.
Es importante de igual manera puntualizar que la pandemia no ha sido un motivo para suspender la ley 21.015 sobre inclusión laboral, por lo mismo las empresas no han parado de ofrecer puestos laborales.
Por lo mismo, más allá de que la pandemia pueda haber cambiado tanto las condiciones de trabajo como el flujo de contrataciones, es importante considerar que esto no es motivo suficiente para detener la inclusión laboral de personas con discapacidad.
Algunos ajustes básicos que se pueden hacer es seguir ofreciendo alternativas de teletrabajo o trabajo hibrido, donde los trabajadores de acuerdo con sus propias opciones de traslado o comodidad puedan ejercer sus funciones en el espacio que les parezca mas cómodo, sin que por esto se vean mermado su desempeño.
Por supuesto en trabajos donde la virtualidad no sea una opción, es fundamental evaluar las condiciones de los puestos de trabajo y poder ofrecer cambios de sede u oficinas más accesibles para las personas.
Influencia de la pandemia en dinámicas de contratación en la población general
Otro de los temas relevantes en el ámbito laboral es el cambio que se ha vivido referente a la escases de mano de obra para las ofertas laborales vigentes. Existen actualmente puestos laborales esperando por personas que estén disponibles para trabajar, sin embargo, estas ofertas no son tomadas. Este fenómeno no ha estado exento en las personas que tienen algún tipo de discapacidad, simplemente es transversal, y las personas con discapacidad actualmente tampoco están tomando las ofertas disponibles, por lo mismo es necesario analizar el fenómeno manera más profunda.
Los despidos y los confinamientos, junto con nuevos beneficios de desempleo y alivios económicos, permiten que mucha gente pueda darse el lujo de reconsiderar sus carreras. Incluso algunas empresas han decidido subir sus salarios, pero numerosos trabajadores lo están pensando dos veces. Es que el tiempo de pandemia les ha permitido a muchos tener momentos de mayor reflexión y decidir qué quiere para su vida, mientras reciben un apoyo económico que les permita mantenerse por un tiempo. Y esto también sucede con las personas con discapacidad, quienes han podido revisar con mayor tranquilidad sus expectativas laborales para futuro.
Es importante de igual manera puntualizar que la pandemia no ha sido un motivo para suspender la ley 21.015 sobre inclusión laboral, por lo mismo las empresas no han parado de ofrecer puestos laborales. Podemos ver que existen motivos multifactoriales que nos llevan a entender este fenómeno acerca de que las personas no quieran emplearse.
¿Entonces quiénes se han visto más perjudicados?
Existe un porcentaje de la población con discapacidad que sí desea trabajar, que están pensando diariamente en emplearse, ¿pero a que costo deben hacerlo?
Si bien las empresas no están exentas de cumplir con la ley -por lo que las ofertas laborales inclusivas siguen existiendo-, un punto negativo ha sido que las barreras físicas siguen presentándose. Entonces, por más que algunas personas con discapacidad deseen emplearse y aceptar las ofertas vigentes, las condiciones físicas de los lugares siguen siendo deficientes y significando un peligro para los trabajadores.
Por esto es necesario que las empresas, puedan planificar qué posibilidades hay de hacer ajustes razonables a los puestos laborales y funciones que se deban cumplir, de tal manera de que estos cambios puedan ir en beneficio de aquellas personas con discapacidad que sí están dispuestas a trabajar pero por las barreras físicas, sociales o psicológicas, puedan ver impedido su acceso efectivo. Para esto será de tremenda ayuda el rol que juegue a contar de noviembre 2022 el Gestor de Inclusión Laboral.
Por último, hay que recordar que existen incentivos para quienes puedan tener un empleo nuevo, esto es el “IFE laboral” una importante suma a los ingresos, que les permite a las personas poder tener un apoyo luego de haber pasado por momentos económicos delicados producto de la pandemia.
Es así como las personas con discapacidad pueden verse apoyados mediante incentivos económicos y las instituciones que trabajan en torno a la discapacidad, pueden colaborar con planes para fomentar y potenciar la autonomía y desarrollo personal, esto con la finalidad de contribuir a un real proceso de inclusión laboral, donde todos aporten desde sus propias veredas a un bienestar en la sociedad.
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